miércoles, 23 de enero de 2013

Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad.

 
La exposición fue inaugurada en junio de 2012 en el Museo del Prado en Madrid, donde estaba magníficamente situada en el edificio de los Jerónimos, en ese momento compartió panorama museístico con la exposición “El último Rafael”, por lo que el museo tuvo unas colas de visitantes que deben ser mencionadas, y que merecían completamente la pena.
 
Tras su finalización allí viajó a Sevilla, donde ha terminado recientemente el día 20 de enero, con unas estadísticas de visitantes muy positivas.
Ahora se traslada a la Dulwich Picture Gallery de Londres, donde estará expuesta hasta el 19 de Mayo.
Si no la habéis podido visitar todavía os recomiendo una escapadita para verla, ya que consigue transportarte al barroco pleno sevillano.
 
Bartolomé Esteban Murillo, “el pintor de los niños”, un pintor subordinado a la fe, quizás sea este aspecto de su vida lo que marcará su profunda amistad con Justino de Neve, un canónigo de la catedral de Sevilla, de origen humilde, que acercó al pintor sevillano a la decoración de iglesias como la de Santa María la Blanca, y que determinó obras como las destinadas al Hospital de los Venerables Sacerdotes.
La exposición recoge un conjunto de obras traídas principalmente de Londres, París, Houston, Madrid y Sevilla.
Esta exposición recrea el ambiente sevillano entre mediados y finales del siglo XVI, en pleno barroco sevillano.
 
Son muchas las facetas que conocemos de este pintor barroco, con ciertas pinceladas del rococó, pero estas obras relacionadas con Justino y el Hospital de los Venerables están especialmente realizadas con más cariño y amabilidad.
 
Murillo, un pintor claramente católico, apreciaba las obras en las que podía representar a la Virgen, como sus maravillosas Inmaculadas, pero hay que destacar la Inmaculada que pensó Justino para los Venerables, realizada hacia 1678, llamada “Inmaculada Concepción de los Venerables” o “Inmaculada ‘Soult’”
 
Personalmente, me gustaría destacar algunas de las obras que se encuentran en la exposición.
 
El autorretrato de Murillo (1673), maravilloso, muy sofisticado, y que parece enmarcar al artista dentro del propio cuadro, pero a la vez parece salir de él sacando la mano del marco.

El retrato que le realiza Murillo a su amigo Justino de Neve (1665), es una maravillosa representación de la amistad que se profesaban.
 
Haciendo alusión a su descripción más conocida, ‘el pintor de los niños’ en la exposición encontramos la obra “San Juan Bautista Niño” (1665), acompañado de un tierno corderito.
 
Son muchas las obras que podría seguir señalando, pero dos de las que más repercusión han creado han sido “El sueño del patricio” y “El patricio revelando su sueño al Papa Liberio” (1664 – 1665) este conjunto cuenta la fundación de Santa María Maggiore tras el sueño de  este patricio y su esposa, y que fueron encargados para la iglesia Santa María la Blanca.

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